Boda en Lisboa

Todo arrancó con los nervios y la emoción de los preparativos, y un “first look” que, honestamente, parecía salido de una película. Luego, la ceremonia civil en los jardines de la Quinta de Grilla, rodeados de naturaleza, dejó a todos con el corazón lleno. Pero lo que más tocó fibras fueron los discursos de sus seres queridos: relatos sinceros de una historia de amor que venció distancias, despedidas y reencuentros, culminando en un emocionante “Sí, quiero”.

La fiesta empezó con un cóctel al aire libre, música en vivo y unas vibras increíbles. Entre melodías portuguesas y brasileñas, los invitados, con diferentes orígenes y culturas, se dejaron llevar y la magia comenzó a fluir. Poco a poco, lo que eran conocidos se convirtieron en familia, compartiendo risas, bailes y, claro, una cena espectacular. Alana y Quinn celebraron su amor hasta altas horas de la madrugada.

Lo mejor de todo fue la sencillez: una decoración que decía todo sin necesitar demasiado, detalles que reflejaban su esencia y, por encima de todo, las ganas de disfrutar. Porque al final, una boda inolvidable es eso: buena compañía, momentos reales y pura felicidad compartida.