Cristina y Daniel festejaron su boda a principios de la primavera. El día, fresco y nublado contrastaba con el calor de sus familiares y amigos que asistieron a este encuentro.
Celebraron su compromiso en la parte superior de la Iglesia de la Soledad, un lugar mágico y desconocido para muchos que da una sensación especial a las bodas.
Como buenos extremeños no faltó la tradición de Montehermoso, romper el espejo del gorro típico de esa zona con el tacón del zapato de la novia.
Y una detrás de otra, no pararon de divertirse. Muy buenos momentos que tendrán siempre en su recuerdo.